NOTIVIDA, Año
III, nº 181, 28 de octubre de 2003
Provincia de Buenos Aires, Argentina DESPENALIZACIÓN
DE LA PROSTITUCIÓN (Parte
II) A
propósito del inminente tratamiento del proyecto que intenta
despenalizar la prostitución en la provincia de Buenos Aires,
consignamos algunos datos provistos por organizaciones
internacionales.
Es
interesante ver que aún feministas radicalizadas, embanderadas
con una “libertad” irrestricta de la mujer para decidir sobre
su cuerpo, rechazan la despenalización y/o legalización de la
prostitución porque ven en ella una forma particularmente
degradante de sometimiento y explotación. Asociaciones
especializadas en la temática, coinciden en afirmar que nadie
abraza la prostitución por una decisión realmente libre y que
lo que hay que revertir son las circunstancias que “fuerzan” a
las mujeres -especialmente a las mujeres pobres- a
prostituirse. Entre el 18 de febrero y el 17 de
marzo de 1999 un grupo de trabajo reunido por el Fondo
de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer -UNIFEM- discutió sobre Tráfico
de mujeres y
prostitución. Muchas integrantes de ese Grupo de Trabajo sostuvieron
que la prostitución es una violación a los “derechos humanos
de las mujeres” y se opusieron terminantemente a la
despenalización de la prostitución y al reconocimiento de la
prostitución como una forma de
trabajo. Según las conclusiones publicadas por UNIFEM las
participantes “señalaron que las causas que se encuentran en
la raíz de la explotación sexual o económica incluyen la
discriminación sistémica de género y las desigualdades
económicas”. Se
lee también entre las conclusiones:
“Algunas integrantes consideraron la prostitución una
manifestación de la subordinación de la mujer, un instrumento
para la perpetuación de esa subordinación y una forma de
violencia. (...) “Enfatizaron que no hay una distinción significativa
entre "prostitución forzada" y "prostitución." De acuerdo con
este punto de vista, las mujeres no pueden hacer una "elección
libre" para ingresar a la prostitución ya que "todas las
oportunidades ofrecidas a las mujeres están circunscritas" por
el patriarcado. (...) “Ellas rechazaron la afirmación de que las mujeres
deben tener derecho a vender sus servicios sexuales, afirmando
que la prostitución equivale a la venta de los cuerpos de las
mujeres, no sólo de sus servicios. Señalaron que muchas
sociedades restringen la venta de niños o de órganos, así como
la venta de cierta clase de servicios. Argumentaron que la
legalización arraiga la prostitución en la economía y redunda
en "una menor legitimidad del trabajo de las mujeres en el
resto de la economía". Por su parte la Coalición
Internacional Contra el Tráfico de Mujeres (CATW, por su sigla
en inglés), entidad con estatus consultivo en el Consejo
Económico y Social de la ONU, en un informe emitido en marzo
de este año explica por qué no debe ni despenalizarse ni
legalizarse la prostitución. Aseguran, entre otras cosas, que
la legalización de la prostitución y la despenalización de la
industria del sexo promueve la prostitución
infantil. Dice el
informe: La legalización/despenalización de
la prostitución es un regalo para los proxenetas, los
traficantes y la industria del sexo. “La gente a menudo no se
da cuenta de que la despenalización supone la despenalización
de toda la industria del sexo, no solo la de las mujeres”. Los
proxenetas -dice CATW-, se convierten en “hombres de negocios
del sector servicios y en legítimos empresarios sexuales”.
Esta visión mercantilista -mostrarán más adelante- va en
detrimento de la salud de la mujer. “Muchos factores juegan en
contra del uso del condón: la necesidad de las mujeres de
ganar dinero; la disminución del atractivo de las mujeres
mayores para los hombres; hacer frente a la competencia de los
lugares donde no exigen condón; la presión de los proxenetas
para que las mujeres tengan sexo sin condón y ganen más
dinero...”. Afirman además, que la
legalización/despenalización de la prostitución y de la
industria del sexo promueve el tráfico sexual. En países donde
se permite el ingreso de inmigrantes para ejercer el “trabajo
sexual” en forma autónoma -explican- “los traficantes
introducen mujeres en la industria de la
prostitución, enmascarando el hecho de que estas mujeres
han sido traficadas y enseñándoles cómo probar que se son
‘inmigrantes trabajadoras del sexo’ auto
empleadas”. Aseguran también que la
legalización/despenalización de la prostitución no supone un
control de la industria del sexo, sino que por el contrario la
expande. Citan entre los ejemplos: “la legalización de la
prostitución en el estado de Victoria, Australia, ha supuesto
una expansión de la industria del sexo” (...) La prostitución
se ha convertido en un suplemento legítimo del turismo y del
auge de los casinos en Victoria. Actualmente, se pueden
utilizar las fichas y los bonos de la ruleta de la fortuna de
los casinos patrocinados por el gobierno en los
prostíbulos”. Muestran que la
legalización/despenalización de la prostitución aumenta la
prostitución clandestina, ilegal y la prostitución de la
calle. “Muchas mujeres no quieren registrarse ni someterse a
revisiones médicas, tal y como lo requiere la ley en ciertos
países en los que se ha legalizado la prostitución. Por
lo tanto, la legalización a menudo las conduce a la
prostitución de la calle. Además, muchas mujeres eligen
la prostitución de calle porque quieren evitar ser controladas
y explotadas por los nuevos “hombres de negocios” de la
industria del sexo”. Según CATW la legalización/despenalización de la
prostitución aumenta la demanda de la prostitución. “Con la
llegada de la legalización en los países que han despenalizado
la industria del sexo, muchos hombres que no se hubieran
arriesgado a comprar una mujer para tener sexo, ahora ven la
prostitución como algo aceptable. Cuando las barreras legales
desaparecen, también desaparecen las sociales y éticas
respecto al hecho de tratar a las mujeres como productos. La
legalización de la prostitución supone enviar el mensaje a las
nuevas generaciones de hombres de que las mujeres son
productos sexuales, y de que la prostitución es una forma de
diversión sin riesgo.”. Destaca el informe que “la mayoría
de las mujeres no entraron en la prostitución a través de una
decisión racional. No se sentaron un día y decidieron que
querían ser prostitutas. (...) Más que consentir, una
mujer prostituta accede a la única opción que está a su
alcance”. Sabiendo que algunas prostitutas lo niegan, agregan:
“cuando una mujer continúa en una relación abusiva con una
pareja que le maltrata, o incluso cuando ella le defiende a
él, no decimos que esa mujer está ahí de manera
voluntaria. Reconocemos la complejidad de su conformidad. Al
igual que las mujeres maltratadas, las mujeres en la
prostitución a menudo niegan los abusos si no se les ofrecen
verdaderas alternativas”. En las
conclusiones del informe CATW enfatiza “oímos hablar mucho
sobre el hecho de conseguir que la prostitución se convierta
en un trabajo con mejores condiciones para las mujeres a
través de la regularización y/o legalización, a través
de los sindicados denominados “trabajadoras del sexo” y a
través de campañas que proporcionan condones a las mujeres que
están en la prostitución pero que no les ofrecen ninguna
alternativa. Oímos hablar mucho sobre cómo mantener a las
mujeres en la prostitución pero muy poco sobre como ayudarlas
a salir de ella”. FIN Nota: El informe completo de CATW puede
consultarse pulsando aquí __________________________________________________________ NOTIVIDA,
Año III, nº 181, 28 de octubre de
2003 Editores:
Pbro. Dr. Juan C. Sanahuja y Lic. Mónica del Río Página
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