NOTIVIDA, Año VII, nº 429, 21 de marzo de 2007

La Plata, Argentina

DÍA DEL NIÑO POR NACER EN LA PLATA

Al referirse al Día del Niño por Nacer, el Arzobispo de La Plata, Mons. Héctor Aguer, volvió a denunciar “las políticas eugenésicas y antinatalistas” que está llevando a cabo el gobierno de Kirchner, secundado –entre otros- por el gobierno de la prov. de Buenos Aires. “Sus amargos frutos serán la disminución de la población, la destrucción de la familia, la deseducación de la juventud, la decadencia cultural y moral de la Nación”.

En su mensaje, el prelado recordó un bello párrafo de SS Benedicto XVI, en el que señala que “cada niño que nace nos trae la sonrisa de Dios”. Tras desenmascarar con argumentos científicos las falacias abortistas y describir los planes de la actual administración (fomento del acceso prematuro de los adolescentes a la actividad sexual -ofreciéndoles una falsa seguridad con información parcializada sobre preservativos y anticonceptivos-, esterilizaciones quirúrgicas, reparto masivo y gratuito de las abortivas “píldoras del día después”, etc.); el arzobispo platense concluyó que “esta agresión a la vida con cobertura sanitaria nos arrebata la esperanza, nos priva de la sonrisa de Dios”.

La Defensa de la Vida marcha sobre ruedas en La Plata

Diversas asociaciones provida convocan a la II Bicicleteada por la Vida. Se realizará el domingo 25 de marzo, Día del Niño por Nacer. Saldrán a las 15 hs. del parque Saavedra (14 y 66, frente al Hospital de Niños, en el que entregarán los pañales con los que colaboren los asistentes) y calculan llegar a las 16:30 hs a la plaza Islas Malvinas.

Reproducimos a continuación el texto completo del mensaje de Mons. Aguer:

Sonrisas frustradas de Dios

 A comienzos del presente año, el 7 de enero, el Papa Benedicto XVI bautizó en la Capilla Sixtina a trece niños recién nacidos. En su homilía incluyó este párrafo, tan expresivo y bello: “Cada niño que nace nos trae la sonrisa de Dios y nos invita a reconocer que la vida es don suyo, un don que es preciso acoger siempre con amor y conservar con esmero en todo momento”. Es oportuna la cita para ilustrar el “Día del niño por nacer”, que se celebra el 25 de marzo.

 Esta visión teológica de la vida humana tiene su correlato y su aval científico en las certezas proporcionadas por la biología, la genética, la embriología y el derecho. En el instante en que el espermatozoide fecunda al óvulo se hace presente un nuevo ser humano. Es preciso recordarlo con admiración: el embrión unicelular es una persona humana genéticamente identificable que inicia el maravilloso proceso de su crecimiento; a los seis o siete días debe implantarse en la mucosa uterina para proseguir su desarrollo vital hasta el momento de salir a luz. Allí, en el seno de su madre, esa pequeñísima criatura encuentra su nido, su hogar.

 El insigne genetista Jérôme Lejeune decía: “Aceptar el hecho de que una vez producida la fertilización ha surgido un nuevo ser humano, ya no constituye una cuestión de gustos u opiniones. La naturaleza humana del ser humano, desde la concepción a la vejez, no es una hipótesis metafísica, sino una evidencia experimental”. Lo mismo expresaba Jean Rostand, premio Nobel de biología: “Existe un ser humano desde la fecundación del óvulo. El hombre, todo entero, ya está en el óvulo fecundado; está todo entero, con todas sus potencialidades”. Al adherir a la Convención de los Derechos del Niño, en 1989, nuestro país formuló esta reserva: en la noción de “niño” debe entenderse incluido “a todo ser humano desde el momento de su concepción y hasta los 18 años de edad”. Este instrumento jurídico ha sido incorporado a nuestra Constitución.

 Sin embargo, en la Argentina de hoy, se intenta –con celo digno de mejor causa- frustrar, suprimir, la sonrisa de Dios. No podemos pensar otra cosa si reparamos en los dichos y en las decisiones de funcionarios de la actual administración. El ministro de Salud de la Nación dispuso el reparto gratuito, en todos los hospitales y centros sanitarios, de la “píldora del día después”. Su par de la provincia de Buenos Aires se sumó inmediatamente a la iniciativa. Presentan esta solución como un anticonceptivo de emergencia, y pretenden hacer creer a la población que no tiene efectos abortivos. Más aún, ambos quieren ser reconocidos como luchadores contra el aborto. ¡Otra, muy diversa, es la verdad! La píldora en cuestión puede actuar inhibiendo la ovulación o la penetración de los espermatozoides en el útero, pero su finalidad principal consiste en producir tales alteraciones en la mucosa uterina que impiden la implantación o anidación del embrión. El nuevo ser ya concebido, si no se implanta, muere y es expulsado. Eso es un aborto; microaborto, lo llaman algunos, como si dijéramos: un “pequeño” asesinato.

 Las autoridades y algunos titulados expertos en bioética se valen de un subterfugio para justificar el estrago: afirman –sin fundamento científico- que la vida humana comienza con la implantación del embrión en el útero. Antes de ese momento sólo habría un conjunto de células, no un ser humano; lo llaman pre-embrión. Esta distinción es arbitraria; ni la biología ni la embriología la avalan, pero se la usa como argumento para asegurar que puede eliminarse el fruto de la concepción. Habría que alertar, de paso, sobre el grave daño que puede provocar en la mujer la ingestión de esas pastillas sin controles clínicos previos y sin un seguimiento posterior. ¡Y todo esto se presenta como un progreso para la salud de la población!

 Los proyectos oficiales que se están poniendo en práctica fomentan el acceso prematuro de los adolescentes a la actividad sexual; se les ofrece una falsa seguridad: información parcializada, preservativos y anticonceptivos. Se puede recurrir también a una solución más radical; la esterilización quirúrgica está al alcance de varones y mujeres jóvenes, a partir de los 21 años. En declaraciones recientes, el ministro de Salud de la Nación se complace en los resultados iniciales de esta castración colectiva. Se felicita además de que en la despoblada Patagonia haya arraigado la mentalidad anticonceptiva; lo considera un logro sanitario. En cambio, parece lamentar que en las provincias del Norte las familias se empeñen en tener hijos; para el ministro eso equivale a una enfermedad. En suma, es evidente que se están ejecutando las políticas eugenésicas y antinatalistas propuestas pro Sir Francis Galton, ideólogo del imperialismo británico, adoptadas luego por los Estados Unidos para los países subdesarrollados y promovidas actualmente por las Naciones Unidas. Sus amargos frutos serán la disminución de la población, la destrucción de la familia, la deseducación de la juventud, la decadencia cultural y moral de la Nación. Esta agresión a la vida con cobertura sanitaria nos arrebata la esperanza, nos priva de la sonrisa de Dios.

 + Héctor Aguer, Arzobispo de La Plata

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NOTIVIDA, Año VI, nº 429, 21 de marzo de 2007

Editores: Pbro. Dr. Juan C. Sanahuja y Lic. Mónica del Río

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